Presentación

Estimadas y estimados amigos relanzamiento de blog MINADATOS. A partir de ahora continuarán recibiendo las noticias desde este nuevo blog, personal.

Buscar este blog

domingo, 9 de octubre de 2011

Las hienas saben evaluar las probabilidades de vencer a un grupo rival

La habilidad de ciertas hienas para contar, a través de las distintas "voces" que oyen, cuántos individuos tiene otro grupo, las ayuda de modo decisivo a evaluar sus probabilidades de éxito en una lucha contra un grupo rival, y a decidir si pelear o escapar. Así se ha constatado en un estudio reciente.

El equipo de Sarah Benson-Amram, de la Universidad Estatal de Michigan, ha comprobado que las hienas escuchan las "voces" de los intrusos para determinar si el grupo enemigo está o no en desventaja.

Las hienas son más cautas cuando son superadas en número, y asumen más riesgos cuando cuentan con la ventaja numérica. Las hienas parecen ser tan capaces como los chimpancés o los leones de evaluar sus ventajas y desventajas tácticas.

El descubrimiento parece respaldar el concepto de que vivir en grupos sociales complejos, como los de las hienas, los leones y los chimpancés, es una de las claves de la evolución de los cerebros grandes.

Aunque las hienas manchadas viven en clanes de hasta 90 individuos, pasan gran parte del día en grupos más pequeños y vulnerables.


Cuando, en los experimentos, los investigadores hacían sonar grabaciones de posibles intrusos, la reacción de las hienas dependía de cuántas voces oían en comparación con el número de miembros de su clan que estaban con ellas en ese momento. Era mucho más probable que los grupos de tres o más hienas se acercasen a la fuente de sonido, en comparación con las parejas o los individuos solos.
[Img #4508]
Sarah Benson-Amram. (Foto: MSU)

Encuentran similitudes entre el autismo en ratones y en humanos

Roedores programados con un gen defectuoso relacionado con el autismo han reproducido conductas similares a las de la enfermedad en personas. Los resultados del experimento confirman que los animales responden de manera parecida al fármaco que se utiliza para tratar los comportamientos repetitivos.

Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) han observado síntomas del autismo en ratones a los que con anterioridad habían modificado únicamente un determinado gen vinculado con esta enfermedad. Este nuevo modelo permite conocer mejor los mecanismos biológicos de la enfermedad y abre nuevas vías de tratamiento.

El trabajo, publicado en la revista Cell, muestra problemas en los circuitos neuronales de los animales que encajan con las nuevas teorías que sugieren que el autismo se caracteriza por la desconectividad de largo rango e incrementos de corto rango en conectividad.

“No esperábamos encontrar los comportamientos en ratones similares a los de los humanos, ya que no sabemos cuánto se mantienen las estructuras de los circuitos neuronales entre las dos especies”, admite Daniel Geschwind, autor del estudio. Sin embargo, el estudio sugiere que existe un patrón común.

Los ratones modificados respondieron bien al tratamiento con risperidona, un antipsicótico común para el tratamiento de algunos síntomas del espectro autista. Los animales redujeron su hiperactividad y los comportamientos repetitivos, y mejoraron en su habilidad para construir nidos. Sin embargo, de la misma manera que sucede con humanos, no mostraron mejoras en las interacciones sociales.

“Esto indica que, por lo menos, los comportamientos repetitivos sí se conservan de manera paralela en ratones y humanos, por lo que podemos esperar que también lo hagan los comportamientos sociales”, asegura Geschwind.


Los investigadores utilizaron ratones de laboratorio que carecían del gen CNTAP2, asociado con el autismo, y observaron que reproducían comportamientos propios de una variante del autismo, llamada displasia cortical–síndrome de epilepsia focal (CDFE, por sus siglas en inglés) humano, tales como la comunicación vocal anómala, deficiencias en las interacciones sociales y comportamientos repetitivos.

"Hay muchas pruebas que destacan el gen CNTAP2”, afirma Geschwind. Ciertas variaciones poco habituales de este gen se han asociado con la CDFE, y algunas formas más comunes se han vinculado con un mayor riesgo de sufrir autismo.

Todavía no se ha comprobado que las personas con CDFE tengan efectivamente esta anomalía cerebral, pero las grandes similitudes del comportamiento de los ratones con los enfermos señalan que existe una asociación entre ambos hechos. (Fuente: SINC)
[Img #4538]
Los ratones modificados genéticamente reproducen síntoma similares a los del espectro autista. (Imagen: Sara Becerril)

La gran influencia del índice de masa corporal de la madre sobre el de sus bebés

Los bebés de madres con un mayor índice de masa corporal (IMC) antes del embarazo, están más gordos y tienen más grasa en el hígado. Así lo indican los resultados de una investigación efectuada por especialistas del Imperial College de Londres.

El efecto del índice de masa corporal de la madre sobre la gestación de sus bebés podría predestinarles a tener de por vida un mayor riesgo de sufrir ciertos problemas de salud.

El equipo de Neena Modi, del departamento de medicina del Imperial College de Londres, se valió de escaneos mediante resonancia magnética para evaluar 105 bebés.

Los bebés fueron examinados mientras dormían, y se midió la cantidad de grasa en sus células hepáticas, la cantidad total de grasa en sus cuerpos y su distribución. Modi y sus colegas descubrieron que la grasa en las células hepáticas de los bebés y la grasa total, especialmente en torno al abdomen, aumentaban en consonancia con el índice de masa corporal de sus respectivas madres.

Se sabe que los hijos de madres con obesidad o sobrepeso tienen un mayor riesgo de acumular kilos de más, y de experimentar problemas metabólicos de salud tales como la diabetes tipo 2. Modi y sus colegas sugieren que la correlación que han descubierto entre el índice de masa corporal de las madres y los patrones descritos de acumulación de grasa en sus bebés podría ser una señal de los primeros cambios biológicos que, si se combinan con un estilo de vida poco saludable, pueden conducir a los bebés de las madres con sobrepeso hacia una vida adulta con mala salud.

Esto significa que la prevención de la obesidad debe comenzar en el útero.

Actualmente, casi la mitad de las mujeres en edad fértil del Reino Unido tienen sobrepeso o son obesas.

El índice de masa corporal se calcula dividiendo nuestro peso en kilogramos por el cuadrado de nuestra altura en metros. La Organización Mundial de la Salud clasifica un índice de masa corporal de entre 18,5 y 25 como el peso normal, entre 25 y 30 como sobrepeso y por encima de 30 como obesidad. De las 105 madres examinadas en el estudio, 5 tenían un peso por debajo de lo normal, 69 eran de peso normal, 23 tenían sobrepeso, y 8 eran obesas.
[Img #4511]
Los hijos de madres con obesidad o sobrepeso tienen un mayor riesgo de acumular kilos de más. (Foto: ICL)

El origen de los hombres británicos y de buena parte de los europeos

Nuevas evidencias genéticas halladas en el cromosoma Y, que se transmite de padre a hijo, revelan que la mayoría de los hombres británicos, y bastantes de los europeos, no son descendientes de agricultores que emigraron desde Oriente Medio hace entre 5.000 y 10.000 años como se afirmó en un estudio anterior sobre el tema, sino que descienden muy probablemente de cazadores-recolectores que se establecieron en Europa mucho antes de esa época.

El nuevo estudio, a cargo de científicos de las universidades de Oxford y Edimburgo, se centra en el linaje genético más común en los varones europeos, y contradice las conclusiones de un análisis de datos genéticos publicado el año pasado.

Más de 100 millones de hombres europeos, incluyendo cerca de tres cuartas partes de los hombres británicos, poseen un conjunto de genes llamado R-M269. Una cuestión clave para reconstruir cómo se pobló Europa es cuándo este grupo se extendió por todo el continente.

El nuevo estudio demuestra que el conjunto de genes elegido para estimar la edad de este grupo de hombres hace variar muchísimo el resultado.


El equipo del genetista Cristian Capelli (Universidad de Oxford) y el Dr. Jim Wilson de la Universidad de Edimburgo argumenta que el patrón Este-Oeste anteriormente divulgado no aparece en el conjunto de datos más grande y más completo con el que se ha trabajado en el nuevo estudio. Esto resta credibilidad a la teoría de que la mayoría de los hombres británicos, y bastantes de los europeos, descienden de agricultores que llegaron de Oriente Medio hace entre 5.000 y 10.000 años, y concuerda más con la teoría de que descienden de cazadores-recolectores asentados en Europa desde mucho tiempo atrás.
[Img #4514]
Reino Unido y alrededores. (Foto: Reto Stockli / Jim Tringe / USDA / NASA)

El asombroso origen de los aborígenes australianos

La secuenciación del genoma de un aborigen australiano revela nuevos e inesperados datos sobre la procedencia de esta población humana y su prehistoria, y escribe un capítulo hasta ahora desconocido de la especie humana.

Al secuenciar ese genoma, los investigadores han podido demostrar que los aborígenes australianos descienden directamente de una temprana migración humana hacia Asia que tuvo lugar hace unos 70.000 años, por lo menos 24.000 años antes de los movimientos poblacionales que dieron origen a los europeos y asiáticos actuales. Este descubrimiento implica que los aborígenes australianos actuales son, en realidad, los descendientes directos de las primeras personas que llegaron a Australia hace unos 50.000 años.

El estudio, a cargo de un equipo de especialistas encabezado por el profesor Eske Willerslev de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, se ha hecho a partir de un mechón de cabello donado a un antropólogo británico por un hombre aborigen de la región de Goldfields, en Australia occidental, a principios del siglo XX. Unos cien años después, los investigadores han aislado el ADN de este mismo mechón, y lo han utilizado para explorar la genética de los primeros australianos y aclarar un poco más cómo los primeros seres humanos se dispersaron por el mundo.

El genoma, del que se demostró que no tiene aporte genético de los australianos europeos modernos, revela que los antepasados de este hombre aborigen se separaron de los ancestros de otras poblaciones humanas hace entre 64.000 y 75.000 años. Los aborígenes australianos, por tanto, descienden directamente de los primeros exploradores, que emigraron hacia Asia antes de llegar, hace 50.000 años, a Australia. Con esta demostración, el estudio establece que los aborígenes australianos son la población que más tiempo lleva asociada a la tierra a la que viajaron y en la que viven hoy.

La historia de los aborígenes australianos tiene un papel clave para desentrañar algunos de los misterios de la dispersión por el mundo de los primeros seres humanos que partieron de África. Las evidencias arqueológicas establecen la presencia de los humanos modernos en Australia hace unos 50.000 años, pero este estudio reescribe la historia de su recorrido hasta allí.


Anteriormente, la teoría más aceptada era la de que todos los humanos modernos derivan de una sola ola migratoria que partió de África hacia Europa, Asia y Australia. En ese modelo, los primeros australianos se separaron de una población asiática, que ya estaba separada de los antepasados de los europeos. Sin embargo, este nuevo estudio demuestra que cuando los ancestros de los aborígenes australianos iniciaron su viaje, los antepasados de los asiáticos y de los europeos aún no se habían separado unos de otros.

En definitiva, los aborígenes australianos descienden de los primeros exploradores humanos. Mientras los antepasados de los europeos y de los asiáticos estaban asentados en algún lugar de África o de Oriente Medio, y todavía no habían comenzado a explorar el mundo a su alrededor, los antepasados de los aborígenes australianos se extendieron rápidamente por el mundo, y fueron los primeros humanos modernos en atravesar territorios desconocidos en Asia y, finalmente, cruzar el mar hacia Australia. Fue una epopeya en toda regla, una odisea asombrosa que tuvo que exigir de esos exploradores habilidades excepcionales de supervivencia y una no menos excepcional valentía, tal como razona Willerslev.
[Img #4540]
El equipo de investigación. (Foto: U. Copenhagen)

Los cambios evolutivos duraderos son los que se desarrollan despacio

En una investigación que ayudará a resolver un largo debate y la aparente contradicción entre los cambios evolutivos a corto y largo plazo, unos científicos han descubierto que, aunque la evolución es un proceso constante y, a veces rápido, los cambios duraderos tienden a tardar mucho tiempo en materializarse, e incluso han logrado determinar cuál es el lapso crítico, por encima del cual un cambio se afianza, y por debajo del cual no consigue perdurar.

Un millón de años parece ser el número mágico. A través de una amplia gama de especies, los investigadores descubrieron que para que un gran cambio persista, y para que los cambios se acumulen, se necesita cerca de un millón de años. Verificaron diversos casos, en los que dicha pauta se presentó de manera clara.

El equipo del zoólogo Josef Uyeda, de la Universidad Estatal de Oregón, ha combinado, por primera vez, los datos de períodos cortos, de 10 a 100 años, con datos de periodos mucho más extensos, de los cuales hay constancia en el registro fósil a lo largo de millones de años.

Los resultados del estudio indican que los cambios rápidos, en las poblaciones locales, a menudo no se perpetúan ni se propagan por toda la especie. En otras palabras, el que hoy los seres humanos seamos, en promedio, entre 5 y 8 centímetros más altos de lo que eran los humanos de hace 200 años, no quiere decir que el proceso haya de continuar y que dentro de 2.000 años los humanos midan entre 45 y 72 centímetros más que ahora. Ni tampoco hay garantía alguna de que los humanos de dentro de un millón de años conserven la misma estatura que tenemos los de ahora.

Por supuesto, la evolución rápida existe, y se la puede observar en bastantes casos de cambios a través de unas pocas generaciones. Sin embargo, esos cambios rápidos no siempre persisten, y pueden ser confinados a pequeñas poblaciones. Todo apunta a que, por razones que no están del todo claras, la dinámica a largo plazo de la evolución es muy lenta.
[Img #4545]
Evolución lenta. (Foto: Oregon SU)

Hace 1,8 millones de años, el Ser Humano ya fabricaba herramientas de piedra

Un nuevo estudio sugiere que el Homo erectus, un precursor de los humanos modernos, ya utilizaba métodos avanzados de fabricación de herramientas, en África Oriental, hace 1,8 millones de años, es decir por lo menos 300.000 años antes de lo que se pensaba hasta ahora.

El estudio abre nuevos interrogantes, no exentos de misterio, acerca de dónde se originaron estos ancestros altos y delgados y cómo desarrollaron esta tecnología sofisticada para la fabricación de herramientas.

El Homo erectus apareció hace unos 2 millones de años, y se movió entre Asia y África antes de llegar a lo que se considera que debió ser un callejón sin salida en su evolución, hace cerca de 70.000 años.

Algunos investigadores piensan que el Homo erectus surgió de África Oriental, donde muchos de los fósiles más antiguos han sido hallados. Pero el descubrimiento en la década de 1990 de fósiles de Homo erectus de igual antigüedad en Georgia (país que formó parte de la antigua URSS) ha llevado a que otros expertos sugieran un origen asiático para el Homo erectus.

El nuevo estudio, a cargo del equipo de los geólogos Dennis Kent y Christopher Lepre, ambos de la Universidad Rutgers así como del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, no resuelve el debate, aunque aporta posibles pistas, si bien a costa de añadir una mayor complejidad al enigma. Hace 1.800.000 años, el Homo erectus en Dmanisi, Georgia, todavía estaba usando herramientas de corte muy sencillas, mientras que en Kenia, según el estudio, la población había desarrollado hachas, picos y otras herramientas innovadoras que pertenecen a lo que los antropólogos llaman Cultura Achelense.

[Img #4567]
Herramientas de piedra. (Foto: Pierre-Jean Texier, National Center of Scientific Research, Francia) 
 
Las herramientas achelenses representan un gran salto tecnológico. Así que, ¿por qué el Homo erectus no llevó estas herramientas consigo a Asia?
El grado de habilidad implicado en la fabricación de tales herramientas sugiere que el Homo erectus era notablemente inteligente y capaz de planificar acciones con antelación.

En el yacimiento paleontológico de Kokiselei, Kenia, la presencia de dos métodos de fabricación de herramientas, el achelense del Homo erectus y otro bastante más primitivo que era típico del Homo habilis, podría significar que el Homo erectus y el Homo habilis vivieron al mismo tiempo en la zona.

Cabe también plantearse si el Homo erectus pudo emigrar a Dmanisi, Georgia, pero perdiendo de algún modo su tecnología achelense.

Los videojuegos pueden mejorar la capacidad visual en adultos con "Ojo Vago"

En una investigación reciente, se ha constatado que jugar con videojuegos ayuda a mejorar la agudeza visual de los adultos que padecen de ambliopía, u "Ojo Vago", como se conoce popularmente. La ambliopía es una disminución anómala de la agudeza visual sin lesión orgánica o patológica que la provoque.

En el estudio, llevado a cabo por el equipo de los doctores Roger Li y Dennis Levi, de la Universidad de California en Berkeley, se ha comprobado que los participantes en los experimentos mejoraron en su agudeza visual y percepción tridimensional después de pasar sólo 40 horas jugando con videojuegos corrientes.

Que se sepa, este estudio es el primero en demostrar que jugar con videojuegos es útil para mejorar la visión borrosa en los adultos que padecen de ambliopía.

Aunque en los niños se puede tratar con éxito la ambliopía mediante terapia de oclusión (poniendo un parche sobre el "ojo bueno" para forzar al cerebro a usar el "ojo vago" y lograr que se acostumbre también a trabajar con éste) hay pocas opciones para los adultos con este trastorno.

En el nuevo estudio, los investigadores usaron un videojuego de acción, que requería que los sujetos dispararan contra objetivos, así como un videojuego que no era de acción, el cual requería que los usuarios construyeran algo. En los experimentos participaron un total de 20 sujetos con ambliopía, con edades de entre 15 y 61 años.

[Img #4585]
Jugar con videojuegos ayuda a mejorar la agudeza visual de los adultos que padecen de ambliopía. (Foto: UC Berkeley 
En el primer experimento, 10 participantes jugaron con el videojuego de acción dos horas en cada sesión, durante un mes, alcanzando un total de 40 horas jugadas. En un segundo experimento, otros tres participantes jugaron con el videojuego que no era de acción, durante la misma cantidad de tiempo. Mientras jugaban, los participantes llevaban un parche sobre su ojo bueno.Ambos experimentos tuvieron como resultado un aumento del 30 por ciento en la agudeza visual.


Para verificar que los resultados se debían específicamente a los videojuegos y no eran una simple consecuencia del uso del parche sobre el ojo, los investigadores llevaron a cabo un tercer experimento en el que siete participantes usaron un parche sobre su ojo bueno durante 20 horas, mientras realizaban actividades cotidianas como por ejemplo ver televisión, leer libros y navegar por internet. Después de alcanzar esas 20 horas, no mostraron mejoría en las pruebas de visión. A esos mismos sujetos se les pidió luego que usaran un parche mientras jugaban con videojuegos durante un total de 40 horas. Y cuando se les realizó la prueba de agudeza visual, mostraron el mismo nivel de mejoría que los otros participantes del estudio.

El mecanismo que permite al cerebro refrenar las reacciones impulsivas

La forma en la que el cerebro controla las reacciones impulsivas puede ser muy diferente a como los psicólogos la han concebido durante los últimos 40 años.

Esa es la inesperada conclusión de un estudio realizado por un equipo internacional de neurocientíficos.

El control de los impulsos es un aspecto importante de las funciones ejecutivas del cerebro, las cuales son los procedimientos que usa para controlar su propia actividad. Los problemas con el control de los impulsos son típicos del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y también de enfermedades mentales como la esquizofrenia. En este estudio, los investigadores se propusieron comprender mejor cómo está programado el cerebro para controlar las reacciones impulsivas.

Hay dos tipos de neuronas que controlan el modo en que procesamos lo que vemos, oímos, olemos, saboreamos o tocamos, y el modo en que reaccionamos a ello. Las de una de esas dos clases, las neuronas sensoriales, responden a diferentes tipos de estímulos del entorno. Están conectadas a neuronas motoras, las cuales generan una acción cuando la información que les llega desde las neuronas sensoriales alcanza cierto umbral. El tiempo de respuesta a los estímulos varía considerablemente en función de varios factores. Por ejemplo, cuando la precisión es importante, crecen los tiempos de respuesta. Cuando la velocidad es importante, se acortan los tiempos de respuesta.

Existe una clara evidencia del vínculo existente entre variaciones del tiempo de reacción y ciertos trastornos mentales.

[Img #4584]
Palmeri, Logan y Schall. (Foto: Vanderbilt University)

Desde la década de 1970, los científicos han considerado que el cerebro controla estos tiempos de respuesta mediante la modificación del umbral a partir del cual las neuronas motoras generan una acción: Cuando se prefiere una acción rápida, se reduce el umbral, y cuando se necesita una mayor precisión, se aumenta el umbral.

Sin embargo, Jeffrey Schall, Gordon Logan y Thomas Palmeri, los tres de la Universidad Vanderbilt, así como Pierre Pouget del Instituto Nacional francés de Salud e Investigación Médica (INSERM), Leanne Boucher de la Universidad Nova del Sudeste (en Estados Unidos), y Martin Paré de la Queen's University en Ontario, Canadá, han comprobado que esa teoría no es correcta. Ellos han encontrado que las diferencias en el momento en que las neuronas motoras empiezan a acumular la información proveniente de las neuronas sensoriales (y no las diferencias en el umbral) son las que parecen explicar el ajuste en los tiempos de reacción.