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domingo, 9 de octubre de 2011

El origen de los hombres británicos y de buena parte de los europeos

Nuevas evidencias genéticas halladas en el cromosoma Y, que se transmite de padre a hijo, revelan que la mayoría de los hombres británicos, y bastantes de los europeos, no son descendientes de agricultores que emigraron desde Oriente Medio hace entre 5.000 y 10.000 años como se afirmó en un estudio anterior sobre el tema, sino que descienden muy probablemente de cazadores-recolectores que se establecieron en Europa mucho antes de esa época.

El nuevo estudio, a cargo de científicos de las universidades de Oxford y Edimburgo, se centra en el linaje genético más común en los varones europeos, y contradice las conclusiones de un análisis de datos genéticos publicado el año pasado.

Más de 100 millones de hombres europeos, incluyendo cerca de tres cuartas partes de los hombres británicos, poseen un conjunto de genes llamado R-M269. Una cuestión clave para reconstruir cómo se pobló Europa es cuándo este grupo se extendió por todo el continente.

El nuevo estudio demuestra que el conjunto de genes elegido para estimar la edad de este grupo de hombres hace variar muchísimo el resultado.


El equipo del genetista Cristian Capelli (Universidad de Oxford) y el Dr. Jim Wilson de la Universidad de Edimburgo argumenta que el patrón Este-Oeste anteriormente divulgado no aparece en el conjunto de datos más grande y más completo con el que se ha trabajado en el nuevo estudio. Esto resta credibilidad a la teoría de que la mayoría de los hombres británicos, y bastantes de los europeos, descienden de agricultores que llegaron de Oriente Medio hace entre 5.000 y 10.000 años, y concuerda más con la teoría de que descienden de cazadores-recolectores asentados en Europa desde mucho tiempo atrás.
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Reino Unido y alrededores. (Foto: Reto Stockli / Jim Tringe / USDA / NASA)

El asombroso origen de los aborígenes australianos

La secuenciación del genoma de un aborigen australiano revela nuevos e inesperados datos sobre la procedencia de esta población humana y su prehistoria, y escribe un capítulo hasta ahora desconocido de la especie humana.

Al secuenciar ese genoma, los investigadores han podido demostrar que los aborígenes australianos descienden directamente de una temprana migración humana hacia Asia que tuvo lugar hace unos 70.000 años, por lo menos 24.000 años antes de los movimientos poblacionales que dieron origen a los europeos y asiáticos actuales. Este descubrimiento implica que los aborígenes australianos actuales son, en realidad, los descendientes directos de las primeras personas que llegaron a Australia hace unos 50.000 años.

El estudio, a cargo de un equipo de especialistas encabezado por el profesor Eske Willerslev de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, se ha hecho a partir de un mechón de cabello donado a un antropólogo británico por un hombre aborigen de la región de Goldfields, en Australia occidental, a principios del siglo XX. Unos cien años después, los investigadores han aislado el ADN de este mismo mechón, y lo han utilizado para explorar la genética de los primeros australianos y aclarar un poco más cómo los primeros seres humanos se dispersaron por el mundo.

El genoma, del que se demostró que no tiene aporte genético de los australianos europeos modernos, revela que los antepasados de este hombre aborigen se separaron de los ancestros de otras poblaciones humanas hace entre 64.000 y 75.000 años. Los aborígenes australianos, por tanto, descienden directamente de los primeros exploradores, que emigraron hacia Asia antes de llegar, hace 50.000 años, a Australia. Con esta demostración, el estudio establece que los aborígenes australianos son la población que más tiempo lleva asociada a la tierra a la que viajaron y en la que viven hoy.

La historia de los aborígenes australianos tiene un papel clave para desentrañar algunos de los misterios de la dispersión por el mundo de los primeros seres humanos que partieron de África. Las evidencias arqueológicas establecen la presencia de los humanos modernos en Australia hace unos 50.000 años, pero este estudio reescribe la historia de su recorrido hasta allí.


Anteriormente, la teoría más aceptada era la de que todos los humanos modernos derivan de una sola ola migratoria que partió de África hacia Europa, Asia y Australia. En ese modelo, los primeros australianos se separaron de una población asiática, que ya estaba separada de los antepasados de los europeos. Sin embargo, este nuevo estudio demuestra que cuando los ancestros de los aborígenes australianos iniciaron su viaje, los antepasados de los asiáticos y de los europeos aún no se habían separado unos de otros.

En definitiva, los aborígenes australianos descienden de los primeros exploradores humanos. Mientras los antepasados de los europeos y de los asiáticos estaban asentados en algún lugar de África o de Oriente Medio, y todavía no habían comenzado a explorar el mundo a su alrededor, los antepasados de los aborígenes australianos se extendieron rápidamente por el mundo, y fueron los primeros humanos modernos en atravesar territorios desconocidos en Asia y, finalmente, cruzar el mar hacia Australia. Fue una epopeya en toda regla, una odisea asombrosa que tuvo que exigir de esos exploradores habilidades excepcionales de supervivencia y una no menos excepcional valentía, tal como razona Willerslev.
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El equipo de investigación. (Foto: U. Copenhagen)

Hace 1,8 millones de años, el Ser Humano ya fabricaba herramientas de piedra

Un nuevo estudio sugiere que el Homo erectus, un precursor de los humanos modernos, ya utilizaba métodos avanzados de fabricación de herramientas, en África Oriental, hace 1,8 millones de años, es decir por lo menos 300.000 años antes de lo que se pensaba hasta ahora.

El estudio abre nuevos interrogantes, no exentos de misterio, acerca de dónde se originaron estos ancestros altos y delgados y cómo desarrollaron esta tecnología sofisticada para la fabricación de herramientas.

El Homo erectus apareció hace unos 2 millones de años, y se movió entre Asia y África antes de llegar a lo que se considera que debió ser un callejón sin salida en su evolución, hace cerca de 70.000 años.

Algunos investigadores piensan que el Homo erectus surgió de África Oriental, donde muchos de los fósiles más antiguos han sido hallados. Pero el descubrimiento en la década de 1990 de fósiles de Homo erectus de igual antigüedad en Georgia (país que formó parte de la antigua URSS) ha llevado a que otros expertos sugieran un origen asiático para el Homo erectus.

El nuevo estudio, a cargo del equipo de los geólogos Dennis Kent y Christopher Lepre, ambos de la Universidad Rutgers así como del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, no resuelve el debate, aunque aporta posibles pistas, si bien a costa de añadir una mayor complejidad al enigma. Hace 1.800.000 años, el Homo erectus en Dmanisi, Georgia, todavía estaba usando herramientas de corte muy sencillas, mientras que en Kenia, según el estudio, la población había desarrollado hachas, picos y otras herramientas innovadoras que pertenecen a lo que los antropólogos llaman Cultura Achelense.

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Herramientas de piedra. (Foto: Pierre-Jean Texier, National Center of Scientific Research, Francia) 
 
Las herramientas achelenses representan un gran salto tecnológico. Así que, ¿por qué el Homo erectus no llevó estas herramientas consigo a Asia?
El grado de habilidad implicado en la fabricación de tales herramientas sugiere que el Homo erectus era notablemente inteligente y capaz de planificar acciones con antelación.

En el yacimiento paleontológico de Kokiselei, Kenia, la presencia de dos métodos de fabricación de herramientas, el achelense del Homo erectus y otro bastante más primitivo que era típico del Homo habilis, podría significar que el Homo erectus y el Homo habilis vivieron al mismo tiempo en la zona.

Cabe también plantearse si el Homo erectus pudo emigrar a Dmanisi, Georgia, pero perdiendo de algún modo su tecnología achelense.

domingo, 28 de agosto de 2011

El dinosaurio que tenía quince cuernos


Kosmoceratops richardsoni
El Kosmoceratops richardsoni presenta una cornamenta de quince piezas en la cabeza.
Los fósiles de dos especies de gigantescos dinosaurios salieron a la luz en el estado de Utah, en Estados Unidos. Uno de los especímenes tenía quince cuernos.
Ambos eran parientes cercanos del Triceratops y miembros de la familia conocida de los ceratopsianos: los que poseen cuernos en la cabeza.
El más grande, bautizado como Utahceratops gettyi, poseía un cuerno particularmente largo sobre la nariz y Mark Lowen, uno de los investigadores a cargo del descubrimiento, lo describió como "un rinoceronte gigante con una cabeza ridículamente desproporcionada".
El segundo animal fue bautizado como Kosmoceratops richarsoni y, con un total de quince cuernos en la cabeza, es una de las cabezas de dinosaurio más adornadas descubiertas hasta la fecha.
No sólo poseía un cuerno sobre la nariz y otro encima de cada ojo, sino también uno en la punta de cada pómulo y diez a lo largo de la parte posterior del collar de escamas.
clic Lea también: El triceratops, tal cual, nunca existió

"Animal asombroso"

Cráneos de Kosmoceratops y Uthaceratops
"El Kosmoceratops es uno de los animales más asombrosos que hayan existido, con una enorme calavera adornada con un surtido de campanillas de hueso y silbatos", dijo Scott Sampson, del Museo de Historia Natural de Utah, quien dirigió la investigación.
El científico explicó que, a pesar de su horrible apariencia, es improbable que estos dinosaurios utilizaran sus cuernos en defensa propia.
"Muchos de estos curiosos rasgos les habrían servido muy poco como armas para mantener a algún atacante a distancia", dijo el doctor Sampson.
"Es mucho más plausible que los usaran para intimidar o luchar con rivales de mismo sexo, así como para atraer individuos del sexo opuesto", explicó.
Los hallazgos fueron publicados en la revista PLoS ONE.

Tierra "perdida"

Montañas de Utah
Los fósiles fueron encontrados en la parte centro sur de Utah.
Ambas criaturas vivieron en el "continente perdido" de Laramidia, durante el período del Cretáceo tardío, entre 68 a 99 millones de años atrás.
Laramidia se formó cuando un mar poco profundo inundó parte de lo que es ahora América del Norte y separó la parte este de la oeste.
Del tamaño de Australia, Laramidia era una especie de masa terráquea, hecha de los que hoy es los estados estadounidenses de Montana, Wyoming, Utah, Nuevo México, Alaska, Texas occidental y las provincias canadienses de Alberta y Saskatchewan.
Y las especies de dinosaurio recién descubiertas vivían en un ambiente subtropical pantanoso, a unos cien km de la entrada de mar que dividió el viejo continente en dos.
La periodista científica de la BBC, Katia Moskvitch, afirma que los dinosaurios que vivieron en Laramidia se encuentran entre los mejor conocidos por los investigadores debido a los abundantes hallazgos de fósiles que se han originado en esta zona.

Hallazgos que entusiasman

En los últimos meses, los paleontólogos han descubierto varias especies de dinosaurios con cuernos.
Muchos de estos curiosos rasgos les habrían servido muy poco como armas para mantener a algún atacante a distancia
Scott Sampson, Museo de Historia Natural de Utah
"Las nuevas criaturas de Utah son una joyas en el sentido de que muestran una anatomía incluso más extraña de la que se espera de manera típica de un grupo de animales reconocidos por sus raras calaveras", dijo Andrew Farke, del Museo Raymond Alf, en Claremont, California, otro de los autores del estudio.
El doctor Sampson manifestó su acuerdo y agregó que ahora era "un tiempo muy interesante para ser paleontólogo."
"Con tantos nuevos dinosaurios descubiertos cada año, podemos tener la certeza de que nos aguardan muchas sorpresas en el sur de Utah", declaró.

sábado, 27 de agosto de 2011

El modo humano de andar comenzó casi 2 millones de años antes de lo creído

Se ha descubierto que unas huellas antiguas en Laetoli, Tanzania, demuestran que las características básicas de los pies y del modo de andar en los humanos ya existían casi dos millones de años antes de lo que se creía.

Muchos estudios anteriores han sugerido que las características principales del pie humano, así como el modo bípedo de andar y la postura erguida, surgieron en los humanos antiguos hace aproximadamente 1,9 millones de años.

Sin embargo, un equipo de científicos de las universidades de Liverpool, Manchester y Bournemouth, en el Reino Unido, ha llegado ahora a la conclusión de que las huellas de pisadas dejadas por un ancestro humano que datan de hace 3,7 millones de años, muestran que sus pies y el modo de andar tenían rasgos más similares a los de los humanos modernos que a los de los chimpancés, orangutanes y gorilas cuando caminan de forma bípeda.

El yacimiento paleontológico que alberga las huellas de Laetoli contiene el primer rastro de pisadas dejado por ancestros humanos del que se tenga noticia, e incluye 11 huellas individuales en condiciones muy buenas de conservación.

Los estudios previos de esta clase se han basado principalmente en huellas individuales y eso ha conducido a interpretaciones erróneas, en su mayor parte derivadas de juzgar rasgos artificiales, tales como los generados por la erosión y por otros factores ambientales, como características auténticas de esas huellas humanas. Esto ha traído como consecuencia muchos años de debate sobre cómo caminaban los primeros ancestros humanos.

Los autores de la nueva investigación utilizaron una técnica estadística nueva para obtener una imagen tridimensional promedio de las 11 huellas intactas en Laetoli. Entonces esas imágenes fueron comparadas con los datos obtenidos de estudios sobre la formación de huellas y las presiones generadas bajo los pies al caminar, en los humanos anatómicamente modernos y en los simios actuales.

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Simulación de los pasos realizados para dejar las huellas encontradas. (Foto: U. Liverpool)

Se recurrió a una simulación por ordenador para predecir las huellas que se habrían formado con cada una de las diferentes maneras de andar, si, tal como parece, el individuo que dejó las pisadas pertenecía a la especie conocida como Australopithecus afarensis.

Antes se pensaba que el Australopithecus afarensis caminaba en una postura agachada o muy encorvada, e impulsándose mediante la presión sobre el suelo de la parte media del pie, como lo hacen los simios de hoy.

Sin embargo, Robin Crompton y sus colaboradores han descubierto que las huellas de Laetoli representan una forma bípeda de caminar totalmente erguida y dominada por la parte frontal del pie, especialmente el dedo gordo, una manera de caminar mucho más cercana a la de los humanos actuales, y muy diferente al andar bípedo de los chimpancés y otros simios.

Un fósil de 160 millones de años revela el origen de los mamíferos con placenta

El hallazgo en China de un fósil de 160 millones de años, bautizado como Juramaia, sugiere que la división evolutiva entre los mamíferos placentarios y los marsupiales tuvo que haber ocurrido, por lo menos, 35 millones de años antes de lo que se pensaba hasta el momento.

“Era insectívoro y pesaba entre unos 15  y 17 gramos. Tenía más o menos el tamaño de una musaraña”, explica a SINC Zhe-Xi Luo, investigador del Museo Carnegie de Historia Natural (Pittsburgh, EE UU) y autor principal del estudio sobre el pequeño fósil Juramaia, "el pariente extinto más antiguo que se conoce de los mamíferos placentarios", señala el paleontólogo.

El estudio del fósil, hallado en la provincia de Liaoning, al noreste de China, sugiere que la separación de los marsupiales y los placentarios, que es clave para entender la evolución de los mamíferos, se produjo antes de lo que los científicos pensaban.

“Antes de este hallazgo, la separación placentarios-marsupiales se databa en el Cretácico Temprano, hace 125 millones de años. La formación geológica de la que proviene el fósil está fechada en 160 millones de años. Esto nos lleva a pensar que la separación del linaje de los mamíferos placentarios se remonta a unos 35 millones de años antes de lo que se creía”, afirma el investigador.

Juaramaia, que significa 'madre Jurásica de China', proporciona la evidencia fósil más antigua de los euterios, el grupo que evolucionó para incluir a todos los mamíferos placentarios. Antes de este hallazgo, la primera evidencia de estos animales era el fósil de Eomaia ('madre antigua'), descrito en 2002 por un equipo de científicos que dirigieron el propio Zhe-Xi Luo y John Wible, especialista en mamíferos del museo Carnegie.

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La pequeña musaraña Juramaia
 
 
 
 
 

La separación dio lugar a los marsupiales prehistóricos (cuyos descendientes son los marsupiales, como los canguros) y a los monotremas (como el ornitorrinco). Como explica Luo, "Juramaia es una bisabuela de todos los mamíferos placentarios que han prosperado". Hoy en día, el 90% de los mamíferos, incluidos los seres humanos, son placentarios.

Los modernos estudios moleculares, tales como los métodos basados ​​en ADN, pueden calcular un momento de la evolución. Sin embargo, debe ser probado con un registro fósil. Este descubrimiento ayuda a contrastar la datación estimada del origen de los placentarios “con un verdadero fósil”.

Juramaia también revela que la exploración de los árboles ayudó a los recién llegados euterios a sobrevivir en el difícil entorno del Jurásico. "La estructura de la mano del animal sugiere que tenían capacidad para escalar y estaban adaptados a la vida en los árboles, un territorio sin explorar puesto que la mayoría de los mamíferos del Jurásico vivieron exclusivamente en el suelo. Interpretamos que trepaba para cazar insectos”, concluye Zhe-Xi Luo. (Fuente: SINC)

sábado, 20 de agosto de 2011

La asombrosa capacidad de las aves para volar con precisión entre obstáculos

Una nueva investigación sobre cómo las aves pueden volar con tanta precisión y rapidez a través de bosques frondosos podría conducir a nuevos desarrollos en la robótica y en los pilotos automáticos.

El equipo de Huai-Ti Lin de la Universidad de Harvard entrenó unas palomas para que volaran a través de un bosque artificial con una pequeña cámara sujeta a la cabeza, proporcionando a los científicos literalmente imágenes a vista de pájaro. Además filmaron a las palomas desde ambos lados. De este modo, es posible reconstruir lo que ve el animal y también cómo se mueve.

Los métodos que usan las palomas para maniobrar a través de entornos difíciles podrían ser usados como modelo para desarrollar tecnología destinada a pilotos automáticos para aeronaves. Las palomas, con una visión panorámica de más de 300 grados, están bien preparadas para esa tarea de maniobrar porque su visión les permite evaluar obstáculos a ambos lados. También pueden estabilizar la visión y cambiar rápidamente entre campos de visión distintos con un pequeño movimiento rápido de la cabeza.

Los investigadores también han constatado que las aves tienen otras habilidades que serían importantes para aeronaves autopilotadas, como por ejemplo que saben elegir las rutas más directas. Éste es un modo muy eficiente de atravesar el bosque, ya que las aves tienen que cambiar menos de dirección, consumiendo así menos energía, y también porque llegan más rápido al otro lado.

Otro hallazgo interesante es que parece que la dirección con la que las palomas salen del bosque es exactamente la misma con la que entran, a pesar de todos los cambios de dirección y giros que hacen dentro del bosque.

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Una de las palomas equipada con una cámara. (Foto: Talia Moore)

Al utilizar un robot o una aeronave no tripulada, tendría un valor incalculable poder simplemente proporcionarle las coordenadas del lugar de destino sin tener que darle información detallada de todos los obstáculos que podría encontrar en el camino.

sábado, 6 de agosto de 2011

La evolución de los huesos parietales se relaciona con cambios cerebrales en el género 'Homo'

Según un estudio del CENIEH, la particular curvatura de la superficie parietal en el Homo sapiens se relaciona con la evolución de las áreas cerebrales, que en nuestra especie podrían haber impulsado un cambio importante en la organización neural y cognitiva.

Un análisis métrico de las proporciones y de las variaciones de los huesos parietales del género humano, titulado “A bivariate approach to the variation of the parietal curvature in the genus Homo”, evidencia cambios anatómicos en la organización de los huesos parietales en nuestra propia especie, asociados a variaciones de las correspondientes áreas corticales.

El trabajo se acaba de publicar en la revista Anatomical Record y su investigador principal es Emiliano Bruner, responsable del Grupo de Paleoneurobiología de Homínidos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).

Como explica Bruner, la especie humana moderna se caracteriza para una geometría del cerebro más esférica, asociada sobre todo a la morfología de los huesos parietales, que forman la parte posterior de la bóveda craneal. En su trabajo se cuantifica la particular curvatura de la superficie parietal en Homo sapiens a nivel endocraneal, esto es, a nivel  de la corteza cerebral. La forma y el desarrollo de estos componentes neurocraneales se relacionan con la evolución de las respectivas áreas cerebrales, los lóbulos parietales, que en nuestra especie podrían haber impulsado un cambio importante en la organización neural y cognitiva.

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(Foto: CENIEH)

En este estudio han participado también el científico Ralph Holloway de la Universidad de Columbia, de Nueva York, padre histórico de la Paleoneurología de  Homínidos; y José Manuel de la Cuétara, investigador del CENIEH. (Fuente: CENIEH)

La necesidad de hacer tareas manuales de precisión promovió el desarrollo del cerebro humano hace 80.000 años

La elaboración avanzada de puntas de lanza contribuyó al desarrollo de nuevas formas de pensamiento y comportamiento humano. Esto es lo que han demostrado los nuevos descubrimientos hechos por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Lund, Suecia.

Llevó mucho tiempo perfeccionar la tecnología de las puntas de lanza. Fueron necesarias una cuidadosa planificación y una mayor interacción social, a través de generaciones. Todo este proceso estimuló el desarrollo de nuevas habilidades en el cerebro humano.

Hace 200.000 años, pequeños grupos de personas poblaban África. Presentaban un aspecto anatómico semejante al nuestro, pero no pensaban como los humanos lo hacemos actualmente.

Los estudios de fósiles y la tasa de mutaciones del ADN muestran que la especie humana a la que pertenecemos, el Homo sapiens sapiens, ha existido desde hace 200.000 años.

Sin embargo, las investigaciones arqueológicas de los últimos años, han demostrado que, aunque las huellas más antiguas de los humanos modernos datan de hace 200.000 años, el desarrollo de la conducta cognitiva moderna es probablemente mucho más reciente.

Durante unos 100.000 años, existieron individuos parecidos a nosotros. Pero actuaban sobre la base de estructuras cognitivas en las que nosotros sólo nos reconoceríamos parcialmente, y que no definen en la actualidad el comportamiento moderno.

Es precisamente ese período de transformación el que han estudiado los investigadores de la Universidad de Lund en Suecia.

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Cuevas en las que udieron vivir los humanos primitivos. (Foto: Lund U.) 
 

Lo descubierto por el equipo de Anders Hogberg demuestra que la gente de aquella época utilizaba una tecnología bastante avanzada para la producción de puntas de lanza, y que el complejo proceso de elaboración de las mismas desarrolló la memoria de trabajo y reforzó la vida social de los seres humanos.

El paso de la tecnología de una generación a otra, de los adultos a los niños, constituyó un proceso de aprendizaje cultural que creó una sociedad más avanzada respecto a la anterior, desde el punto de vista social. Esto influyó en el desarrollo del cerebro humano y en su capacidad cognitiva.

lunes, 1 de agosto de 2011

Las formas de vida que existieron justo después de una era hiperglacial

Los primeros organismos en surgir después de una antigua glaciación global probablemente desarrollaron fuertes capacidades de supervivencia, incluyendo la de generar una dura coraza con la que protegerse de un entorno hostil. Así se desprende de los análisis hechos a raíz del descubrimiento de cientos de fósiles microscópicos en unas rocas muy antiguas.

La teoría de la Tierra Bola de nieve sostiene que masivas capas de hielo cubrieron el planeta de polo a polo hace cientos de millones de años. Los geólogos han encontrado evidencias de dos grandes períodos sumidos en las condiciones descritas por esa teoría: uno se remonta a 710 millones de años atrás, y el otro a hace 635 millones de años. Las evidencias proceden de depósitos glaciares que se formaron cerca de lo que hoy es el ecuador.

Los registros fósiles ilustran una explosión de vida compleja, multicelular, tras la más reciente edad de hielo. Sin embargo, hasta ahora, no se sabía mucho acerca de la vida en el periodo que media entre las dos grandes glaciaciones, un lapso de unos 75 millones de años.

Tanja Bosak (MIT), Francis Macdonald (Universidad de Harvard) y Sara Pruss (Smith College), recorrieron Mongolia y el norte de Namibia para tomar muestras de unas rocas muy especiales, las formadas por las primeras capas de sedimento depositado después del primero de esos dos periodos de máxima glaciación.

Los cuidadosos análisis realizados posteriormente en el laboratorio de Bosak en el MIT, revelaron la presencia de una amplia diversidad de fósiles, sugiriendo que la vida pudo recuperarse con notable rapidez tras el primer evento de Tierra Bola de Nieve.

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Uno de los microfósiles. (Foto: Tanja Bosak)La observación detallada de los fósiles indica que son restos de organismos diminutos, como amebas, que probablemente sobrevivieron en el severo entorno postglacial, formando armaduras y desarrollando "pies" microscópicos con los que captar partículas minerales del entorno a fin de producir con ellas sus corazas protectoras.l descubrimiento es la evidencia más antigua de construcción de conchas, o aglutinación, en el registro fósil.

sábado, 23 de julio de 2011

Finalizan las excavaciones de Atapuerca con el hallazgo de un cráneo de bóvido

Varias personas trabajan en la Sima del Elefante, en Atapuerca. | IcalVarias personas trabajan en la Sima del Elefante, en Atapuerca. | Ical
  • La campaña de 2012 podría ser importante
  • Todos los yacimientos están en funcionamiento
Tras casi 40 días de excavaciones, el domingo 24 llega a su fin la campaña de excavaciones de la Sierra de Atapuerca, que comenzó el pasado 15 de junio. En esta edición, el equipo de investigación de Atapuerca bajo el mando de los tres codirectores, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, ha permitido hallar un cráneo de bóvido en la Sima del Elefante, así como más restos de la especie Homo Heidelbergensis en la Sima de los Huesos.
Según informaron fuentes de la Fundación Atapuerca, la campaña de excavaciones 2011 ha estado marcada por cambios para reorganizar las excavaciones, por lo que el equipo estima que la campaña de 2012 "será muy importante ya que estarán todos los yacimientos en funcionamiento con las medidas de seguridad e infraestructuras necesarias". Es el caso del yacimiento de Galería donde se ha retomado la excavación tras 15 años de inactividad o la Sima del Elefante, en la que se ha instalado el puente que está permitiendo excavar el yacimiento en extensión. Cabe destacar que este año también se ha finalizado de excavar el Campamento de cazadores de bisontes más antiguo de Europa en el nivel TD10 de Gran Dolina.
El yacimiento de la Sima del Elefante se localiza en la zona sur de la Trinchera del Ferrocarril. Durante las campañas de excavación del 2007 y 2008, en el nivel 9c (de 1,2 millones de años) de la Sima del Elefante se recuperaron diferentes restos de homínido asociados a industria lítica y huesos de herbívoros con marcas de corte. Estos restos de homínido son, hasta el momento, los más antiguos de Europa.
Debido a que el paquete sedimentario (TE9c) en el que se localizan estos restos estaba cortado por el camino de la Trinchera del Ferrocarril impidiendo así su excavación, uno de los principales objetivos planteados para esta campaña ha sido vaciar el camino y colocar un puente con el fin de poder circular por la Trinchera a la vez que se excavaba por debajo los niveles de Pleistoceno Inferior.
Al realizar los trabajos de vaciado del camino, alrededor de 1,60 metros de la cota actual del camino se han localizado hasta un total de 12 traviesas del Ferrocarril Minero construido a finales del siglo XIX. Dichas traviesas han sido documentadas y trasladadas al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana con el fin de ser restauradas. Una vez vaciado el camino de sedimentos modernos, se han iniciado los trabajos de excavación de los sedimentos pleistocenos en los que en futuras campañas esperamos encontrar más evidencias de la presencia humana más antigua de Europa.
Por otro lado, en la superficie de excavación intervenida ya en años anteriores, se ha llegado a la base del nivel TE9c y se ha recuperado diferentes restos de bóvido en semiconexión anatómica, entre los que destaca un cráneo prácticamente entero. El estudio de estos materiales aportará nuevos datos para conocer cual era la especie de bóvido que habitaba la Sierra de Atapuerca hace mas de un millón de años.

jueves, 21 de julio de 2011

La puesta en marcha de la agricultura empeoró la salud de la gente

En lo que es una paradoja, cuando las comunidades humanas pioneras en la agricultura comenzaron a practicarla en diversas partes del mundo hace unos 10.000 años, todas ellas experimentaron un mismo fenómeno, independientemente de su ubicación y del tipo de cultivo: La salud de las personas se deterioró, y además su estatura menguó.

A esta conclusión ha llegado el equipo de Amanda Mummert y George Armelagos, antropólogos de la Universidad Emory, Estados Unidos, al revisar estudios estandarizados de esqueletos completos de determinadas poblaciones humanas antiguas.

Muchas personas consideran la aparición de la agricultura como la adopción de un estilo de vida que, gracias a otorgar una fuente de alimentos más estable, mejoró la salud de la gente. Sin embargo, los primeros agricultores experimentaron deficiencias nutricionales, probablemente como consecuencia de que pasaron de tener una dieta significativamente más diversa a depender de cultivos particulares.

Además, el crecimiento de la densidad poblacional estimulada por los asentamientos agrícolas condujo a un aumento de las enfermedades infecciosas, probablemente exacerbadas por los problemas de higiene y la proximidad a los animales domésticos y a otros vectores de enfermedades que no eran comunes en las poblaciones de cazadores-recolectores.

Con el tiempo, la tendencia hacia una menor estatura se invirtió, y la altura promedio de la mayoría de las poblaciones comenzó a aumentar. La tendencia es especialmente notable en las naciones industrializadas durante los últimos 75 años.

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Amanda Mummert. (Foto: Emory U.)

En 1984, Armelagos y M. N. Cohen escribieron un libro revolucionario, "Paleopathology at the Origins of Agriculture" ("Paleopatología en los Orígenes de la Agricultura"), el cual describe un deterioro de la salud y una creciente incidencia de enfermedades nutricionales a medida que las sociedades pasaron de la caza y la recolección a la agricultura.

El libro fue polémico en su momento, pero la relación entre la transición agrícola y el deterioro de la salud pronto tuvo una amplia aceptación en el entonces emergente campo de la bioarqueología.

viernes, 15 de julio de 2011

Las mutaciones ocultas aceleran la adaptación al medio

A pesar de que muchas mutaciones genéticas tienen efectos evidentes otras son consideradas como neutras y sin efecto alguno. En un reciente trabajo de Eric Hayden y sus colaboradores de la Universidad de Zurich, se demuestra sin embargo que estas mutaciones neutras pueden facilitar y acelerar la evolución con vías a la adaptación a nuevos ambientes.
Que toda la vida es juego...El hecho de que las mutaciones sean esencialmente neutrales y surjan por azar, o por el contrario, que sean dirigidas por la selección natural es un debate muy antiguo en Biología. Hasta ahora la teoría neutralista –que defiende que las mutaciones surgen al azar- ha facilitado el avance en la comprensión de la evolución molecular, pero también es cierto que no consigue hacer entender claramente cómo finalmente los organismos se adaptan rápidamente a ambientes cambiantes. Recientemente han surgido nuevas teorías sobre la capacidad evolutiva de los organismos, así como experimentos con enzimas y microorganismos que sugieren que la adaptación puede depender de una interacción profunda e inapreciable entre mutaciones neutras y mutaciones beneficiosas. Una prueba empírica de esta teoría es defendida en este trabajo.
En principio la teoría parece sencilla: si una población microbiana es expuesta a un nuevo ambiente, esta se adapta rápidamente mediante la fijación de mutaciones beneficiosas que surgen por puro azar. No obstante, la evolución implica diversos factores no tan obvios que complican bastante este escenario. Una de esos factores, llamado epistasis –que se produce cuando el efecto de una mutación se encuentra modificado por otra- explica porqué algunas poblaciones se adaptan más rápido que otras. Estas diferencias en evolucionabilidad, o tendencia a producir mutaciones beneficiosas, explican muchos resultados en principio sorprendentes (como la emergencia repentina de una adaptación metabólica rápida). El interés en la explicación de la epistasis ha puesto también de manifiesto otro importante papel de las mutaciones neutras en el proceso de adaptación: su capacidad de pasar de neutras a activas.
El descubrimiento clave que relaciona las mutaciones neutrales con cambios beneficiosos es que la neutralidad es muchas veces condicional: una mutación puede no tener efecto detectable cuando surge en un ambiente determinado y dentro de un bagaje genético específico, pero cambios posteriores en el ambiente o en el genoma pueden hacer que salgan a la luz efectos ventajosos previamente ocultos. La teoría sugiere que estas mutaciones neutrales, u “ocultas”, pueden irse acumulando dentro de una población y posteriormente expresarse cuando ocurre un cambio ambiental, ya sea directamente en respuesta a ese nuevo ambiente, o por interacciones epistáticas sobre otras mutaciones. Esta hipótesis es la que fue testada en su trabajo experimental.
Cambio de fenotipo a partir de mutaciones ocultasEn la figura de la izquierda, el recuadro verde indica el fenotipo (que es el resultado de la expresión de los genes (por ejemplo: ojos verdes o ojos marrones son diferentes fenotipos). Los puntos representan mutaciones.
En el ambiente original (a) se expresa una mutación mientras las otras permanecen ocultas. Cuando cambian las condiciones (b) y “es necesario” un nuevo fenotipo, este puede conseguirse de dos maneras: por mutaciones antes ocultas que pasan ahora a expresarse, o por mutaciones ocultas que interaccionan con mutaciones que se expresan mejorando la adaptabilidad.
Los autores “hicieron evolucionar” dos poblaciones de un ribozima (enzima de RNA) bajo selección sobre la actividad frente a su substrato nativo; una población fue sometida a una fuerte selección, la otra a una selección más débil. Las poblaciones fueron acumulando variaciones genéticas ocultas. Posteriormente, cuando estas ribozimas fueron cambiadas de ambiente -lo que consistió en testar su actividad frente a otro sustrato- estas mutaciones se manifestaron. Midiendo el incremento de la actividad catalítica en relación al tiempo en este nuevo ambiente, Hayden y sus colaboradores encontraron que el rango de adaptación era proporcional a la cantidad de variaciones ocultas presentes en cada población, es decir, que las variaciones ocultas que se fueron acumulando en el primer ambiente favorecían la posterior adaptabilidad al nuevo ambiente.
Secuenciando las mutaciones ocultas que se habían producido los autores identificaron las mutaciones causales, y confirmaron que los genotipos beneficiosos para el nuevo ambiente habían surgido de manera neutral en el ambiente anterior, confirmando la hipótesis de una conexión causal entre las mutaciones neutrales y el fenómeno evolutivo.
The roles of mutation, inbreeding, crossbreeding and selection in evolutionExtrapolar los resultados obtenidos por Hayden et al. a organismos complejos no se puede hacer directamente ya que no es lo mismo la epistasis que pueda haber entre diferentes sitios de un mismo enzima que entre genes en un genoma completo. No obstante, existen numerosos trabajos que ponen de manifiesto que la epistasis es un fenómeno habitual a escala genómica, por lo tanto, que nuevos ambientes pongan de manifiesto mutaciones ocultas en organismos complejos parece un fenómeno muy probable. Es decir, que estos resultados hallados en poblaciones naturales junto con los recientes datos descubiertos por Hayden y su equipo sugieren un papel generalizado e importante de las variaciones ocultas en el proceso adaptativo de las poblaciones naturales.
En los tiempos que corren el cambio climático hace que los organismos se enfrenten a nuevos ambientes y entren en contacto con nuevos patógenos y con el ser humano, por lo tanto, una teoría sobre como las poblaciones naturales se adaptan y evolucionan será muy útil para mejorar y organizar la conservación de especies, y también nuestra propia salud pública. Además, estos descubrimientos nos proporcionan nuevas pistas y un mayor conocimiento sobre cómo funciona y se produce la enorme y maravillosa diversidad de la vida en nuestro planeta.
Referencias:
Hayden, E., Ferrada, E., & Wagner, A. (2011). Cryptic genetic variation promotes rapid evolutionary adaptation in an RNA enzyme Nature, 474 (7349), 92-95 DOI: 10.1038/nature10083
Masel, J., & Trotter, M. (2010). Robustness and Evolvability Trends in Genetics, 26 (9), 406-414 DOI: 10.1016/j.tig.2010.06.002

miércoles, 15 de junio de 2011

Las evidencias más antiguas de conducta social en mamíferos

Casi nunca se conservan en el registro fósil detalles capaces de aportar información sobre el estilo de vida y el comportamiento social del animal fosilizado. No obstante, un grupo de investigadores ha logrado desenterrar y examinar una notable colección de decenas de pequeños cráneos y esqueletos de mamíferos en el yacimiento paleontológico de Tiupampa, ubicado en la zona central de los Andes en Bolivia, que proporciona evidencias muy firmes sobre el comportamiento social que tuvieron esos animales.

Un estudio de estos restos, llevado a cabo por especialistas del Museo Nacional de Historia Natural (París), el CNRS (París) y el Museo de Historia Natural Alcide d'Orbigny de Cochabamba (Bolivia), revela el ejemplo más antiguo de vida grupal en mamíferos.

Actualmente, muchos mamíferos viven en grupos. Otros, como la mayoría de los marsupiales (incluyendo las zarigüeyas sudamericanas y los koalas y wombats australianos), son de hábitos solitarios. Se sabe muy poco sobre el comportamiento social de mamíferos del pasado remoto de los que sólo haya fósiles como fuente de información. El motivo principal es que raramente el número de individuos conservados juntos es lo bastante grande como para aportar pruebas de vida social.

Los animales fosilizados descubiertos en Bolivia son de una antigua especie emparentada con los marsupiales. El Pucadelphys andinus era un animal del tamaño de un ratón.

La población fosilizada, que data del Periodo Terciario temprano (hace 64 millones de años), demuestra que la vida en grupo fue un rasgo de conducta que surgió pronto en la historia de los mamíferos, y puede ser incluso un rasgo ancestral del conjunto de todos los mamíferos.

[Img #2929]

Esqueletos de Pucadelphys andinus y una reconstrucción tras su muerte. (Foto: © Lemzaouda/MNHN; © Fernandez/MNHN)

La población de individuos de la especie Pucadelphys andinus hallada en el yacimiento paleontológico de Tiupampa vivió a orillas de un gran río tropical y probablemente fue anegada por una inundación repentina. Estos 35 individuos vivieron y murieron juntos como un solo grupo hace 64 millones de años.

sábado, 26 de febrero de 2011

El tiranosaurio rex no era un carroñero sino un depredador

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El tiranosaurio rex cazaba como un león, en vez de vivir habitualmente de los cadáveres de animales muertos como si fuese una hiena, según revela una nueva investigación. El hallazgo pone fin a un largo debate acerca de la conducta alimentaria de esta bestia impresionante.

[Img #1359]
(Foto: ZSL)
Los autores del estudio, de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL por sus siglas en inglés) utilizaron un modelo ecológico basado en las relaciones de los depredadores en la zona del Parque Nacional de Serengeti para determinar si la conducta carroñera pudo ser una estrategia eficaz para la alimentación del tiranosaurio rex.

Los intentos anteriores para resolver las dudas sobre si el tiranosaurio rex era mayormente un depredador o un carroñero se centraron en su morfología. El fallo de este enfoque es que dos especies pueden poseer características físicas similares, pero contar con estrategias de caza muy diferentes, como sucede con los buitres y las águilas.

Al tener una idea clara de las fuerzas ecológicas que intervienen en la cuestión, el equipo de Chris Carbone ha sido capaz de demostrar que la conducta carroñera no era una opción viable para el tiranosaurio rex, ya que se habría visto superado por la acción de dinosaurios carroñeros más abundantes y más pequeños, quienes se le adelantarían con facilidad ante cualquier nuevo cadáver. Estas especies descubrirían los cadáveres con mayor rapidez, sacando así el máximo partido de las oportunidades.

Los autores del estudio creen que el tiranosaurio rex era capaz de recorrer grandes distancias para atrapar a sus presas, al igual que hacen depredadores actuales como los osos polares y los leones.

Esta investigación abre ahora las puertas para analizar el comportamiento del tiranosaurio rex como un depredador.

Más información en:

Scitech News

El tiranosaurio rex no era un carroñero sino un depredador

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El tiranosaurio rex cazaba como un león, en vez de vivir habitualmente de los cadáveres de animales muertos como si fuese una hiena, según revela una nueva investigación. El hallazgo pone fin a un largo debate acerca de la conducta alimentaria de esta bestia impresionante.

[Img #1359]
(Foto: ZSL)
Los autores del estudio, de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL por sus siglas en inglés) utilizaron un modelo ecológico basado en las relaciones de los depredadores en la zona del Parque Nacional de Serengeti para determinar si la conducta carroñera pudo ser una estrategia eficaz para la alimentación del tiranosaurio rex.

Los intentos anteriores para resolver las dudas sobre si el tiranosaurio rex era mayormente un depredador o un carroñero se centraron en su morfología. El fallo de este enfoque es que dos especies pueden poseer características físicas similares, pero contar con estrategias de caza muy diferentes, como sucede con los buitres y las águilas.

Al tener una idea clara de las fuerzas ecológicas que intervienen en la cuestión, el equipo de Chris Carbone ha sido capaz de demostrar que la conducta carroñera no era una opción viable para el tiranosaurio rex, ya que se habría visto superado por la acción de dinosaurios carroñeros más abundantes y más pequeños, quienes se le adelantarían con facilidad ante cualquier nuevo cadáver. Estas especies descubrirían los cadáveres con mayor rapidez, sacando así el máximo partido de las oportunidades.

Los autores del estudio creen que el tiranosaurio rex era capaz de recorrer grandes distancias para atrapar a sus presas, al igual que hacen depredadores actuales como los osos polares y los leones.

Esta investigación abre ahora las puertas para analizar el comportamiento del tiranosaurio rex como un depredador.

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viernes, 11 de febrero de 2011

El Ser Humano Comenzó a Usar Ropa Hace 170.000 Años

11 de Febrero de 2011. Foto: Jeff Gage, Florida Museum of Natural HistoryUn nuevo estudio en el que se ha rastreado la evolución de los piojos demuestra que los humanos modernos comenzaron a usar ropa hace unos 170.000 años. Esta nueva tecnología les permitió tiempo después marcharse de África y emigrar con éxito a otras partes del mundo.
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El investigador principal, David Reed, del Museo de Historia Natural de Florida, en el campus de la Universidad de Florida, estudia los piojos de los humanos modernos para conocer mejor la evolución humana y los patrones de migración. En su último estudio, que ha durado cinco años, utilizó la secuenciación de ADN para calcular cuándo los piojos de la ropa comenzaron a divergir genéticamente de los piojos del cabello humano.

Los datos con los que ha trabajado Reed muestran que los humanos modernos comenzaron a usar ropa unos 70.000 años antes de emigrar hacia zonas de climas más fríos, en latitudes más altas, un proceso éste último que se inició hace unos 100.000 años. Determinar con este grado de exactitud cuándo comenzó el Ser Humano a llevar ropa sería prácticamente imposible disponiendo sólo de datos arqueológicos, porque la ropa de tanto tiempo atrás difícilmente puede conservarse hasta nuestros días en los yacimientos arqueológicos.

El estudio también muestra que el Ser Humano comenzó a usar ropa mucho después de perder el pelaje de su cuerpo, lo cual, según investigaciones previas, sucedió hace alrededor de un millón de años. Esto significa que el Ser Humano pasó una cantidad considerable de tiempo sin pelaje corporal ni ropa.

El motivo de estudiar a los piojos en el marco de la arqueología y la paleontología es que, a diferencia de la mayoría de los otros parásitos, su notable especialización en las especies que parasitan los hace mantener una estrecha relación de coevolución con éstas, hasta el punto de que estudiarlos permite a los científicos obtener datos importantes sobre los cambios evolutivos en el animal parasitado basándose en los cambios detectados en el parásito.

En un estudio de los piojos de la ropa dirigido en 2003 por Mark Stoneking, un genetista del Instituto Max Planck de Leipzig, Alemania, se llegó a la conclusión de que los seres humanos comenzaron a usar ropa hace unos 107.000 años. Pero la investigación de Reed incluye nuevos datos, así como métodos de cálculo más adecuados para este tipo de trabajo.

El nuevo resultado de este estudio es una fecha inesperadamente antigua para el inicio del uso de la ropa, bastante anterior a lo inferible a partir de los indicios arqueológicos disponibles. Sin embargo, esa fecha tiene su lógica, ya que significa que los primeros humanos modernos probablemente comenzaron a usar ropa de forma habitual para protegerse del frío cuando se enfrentaron por primera vez a las duras condiciones de una Edad de Hielo.

Los seres humanos modernos surgieron hace unos 200.000 años. Y la fecha planteada por el estudio sugiere que los humanos comenzaron a usar ropa en la penúltima era glacial, la primera con la que se toparon.

Información adicional en:

El Ser Humano Comenzó a Usar Ropa Hace 170.000 Años

11 de Febrero de 2011. Foto: Jeff Gage, Florida Museum of Natural HistoryUn nuevo estudio en el que se ha rastreado la evolución de los piojos demuestra que los humanos modernos comenzaron a usar ropa hace unos 170.000 años. Esta nueva tecnología les permitió tiempo después marcharse de África y emigrar con éxito a otras partes del mundo.
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El investigador principal, David Reed, del Museo de Historia Natural de Florida, en el campus de la Universidad de Florida, estudia los piojos de los humanos modernos para conocer mejor la evolución humana y los patrones de migración. En su último estudio, que ha durado cinco años, utilizó la secuenciación de ADN para calcular cuándo los piojos de la ropa comenzaron a divergir genéticamente de los piojos del cabello humano.

Los datos con los que ha trabajado Reed muestran que los humanos modernos comenzaron a usar ropa unos 70.000 años antes de emigrar hacia zonas de climas más fríos, en latitudes más altas, un proceso éste último que se inició hace unos 100.000 años. Determinar con este grado de exactitud cuándo comenzó el Ser Humano a llevar ropa sería prácticamente imposible disponiendo sólo de datos arqueológicos, porque la ropa de tanto tiempo atrás difícilmente puede conservarse hasta nuestros días en los yacimientos arqueológicos.

El estudio también muestra que el Ser Humano comenzó a usar ropa mucho después de perder el pelaje de su cuerpo, lo cual, según investigaciones previas, sucedió hace alrededor de un millón de años. Esto significa que el Ser Humano pasó una cantidad considerable de tiempo sin pelaje corporal ni ropa.

El motivo de estudiar a los piojos en el marco de la arqueología y la paleontología es que, a diferencia de la mayoría de los otros parásitos, su notable especialización en las especies que parasitan los hace mantener una estrecha relación de coevolución con éstas, hasta el punto de que estudiarlos permite a los científicos obtener datos importantes sobre los cambios evolutivos en el animal parasitado basándose en los cambios detectados en el parásito.

En un estudio de los piojos de la ropa dirigido en 2003 por Mark Stoneking, un genetista del Instituto Max Planck de Leipzig, Alemania, se llegó a la conclusión de que los seres humanos comenzaron a usar ropa hace unos 107.000 años. Pero la investigación de Reed incluye nuevos datos, así como métodos de cálculo más adecuados para este tipo de trabajo.

El nuevo resultado de este estudio es una fecha inesperadamente antigua para el inicio del uso de la ropa, bastante anterior a lo inferible a partir de los indicios arqueológicos disponibles. Sin embargo, esa fecha tiene su lógica, ya que significa que los primeros humanos modernos probablemente comenzaron a usar ropa de forma habitual para protegerse del frío cuando se enfrentaron por primera vez a las duras condiciones de una Edad de Hielo.

Los seres humanos modernos surgieron hace unos 200.000 años. Y la fecha planteada por el estudio sugiere que los humanos comenzaron a usar ropa en la penúltima era glacial, la primera con la que se toparon.

Información adicional en:

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Fue Israel el Lugar de Nacimiento de los Primeros Humanos Modernos?


2 de Febrero de 2011. Foto: AP Images/Oded BaliltyDesde hace tiempo, se cree que el Hombre moderno surgió en el continente africano hace 200.000 años. Ahora, unos arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv han descubierto indicios bastante firmes de que hace 400.000 años, el Homo sapiens ya deambulaba por lo que hoy es Israel. Estos indicios son los de mayor antigüedad sobre la existencia del Ser Humano anatómicamente moderno en el mundo.
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El hallazgo se ha hecho en la Cueva de Qesem, un yacimiento paleontológico en el que las primeras excavaciones se efectuaron en el año 2000. La cueva fue descubierta en un terreno calizo montañoso a unos 11 kilómetros al Este de Tel Aviv, durante la construcción de una carretera.

Avi Gopher y Ran Barkai del Departamento de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, quienes dirigen las excavaciones, e Israel Hershkowitz del Departamento de Anatomía y Antropología de la misma universidad, junto con un equipo internacional de científicos, realizaron un análisis morfológico de ocho dientes humanos hallados en la Cueva de Qesem.
Este análisis, que incluyó escaneos por tomografía computerizada y rayos X, indica que el tamaño y la forma de los dientes son muy similares a los comunes en los dientes del Ser Humano moderno. Estos dientes concuerdan muy bien con otras pruebas de la existencia del Hombre moderno en Israel, que datan de hace unos 100.000 años, y descubiertas en otras cuevas, incluyendo la de Qafzeh, cerca de Nazaret.

La Cueva de Qesem data de un período que va desde hace 400.000 años hasta hace 200.000, y los arqueólogos que trabajan allí creen que los hallazgos indican una evolución significativa en el comportamiento del Ser Humano prehistórico. Este período fue crucial en la historia de la humanidad desde el punto de vista cultural y biológico. Los dientes objeto de estudio indican que estos cambios están aparentemente relacionados con los cambios evolutivos que tuvieron lugar en aquella época.

En una investigación de 2009 de la que informamos entonces en NC&T, esta misma cueva ya ofreció evidencias de que, al igual que los humanos del Paleolítico Tardío, los humanos del Paleolítico Temprano se centraron en la caza de grandes animales y realmente estuvieron en la cima de la cadena alimentaria. Esto puede parecer un dato de escasa importancia para los profanos en el tema, pero en la comunidad científica ha habido un largo e intenso debate sobre si las personas de fines del Paleolítico Temprano eran del todo capaces de cazar, o si estaban limitadas sólo a ser carroñeros. Los humanos de la Cueva de Qesem cazaban de manera cooperativa, y luego llevaban las mejores partes del cuerpo de sus presas hacia la cueva, donde cortaban la carne mediante herramientas de hoja de piedra bastante afiladas, y la cocinaban con fuego.

Información adicional en:

¿Fue Israel el Lugar de Nacimiento de los Primeros Humanos Modernos?


2 de Febrero de 2011. Foto: AP Images/Oded BaliltyDesde hace tiempo, se cree que el Hombre moderno surgió en el continente africano hace 200.000 años. Ahora, unos arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv han descubierto indicios bastante firmes de que hace 400.000 años, el Homo sapiens ya deambulaba por lo que hoy es Israel. Estos indicios son los de mayor antigüedad sobre la existencia del Ser Humano anatómicamente moderno en el mundo.
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El hallazgo se ha hecho en la Cueva de Qesem, un yacimiento paleontológico en el que las primeras excavaciones se efectuaron en el año 2000. La cueva fue descubierta en un terreno calizo montañoso a unos 11 kilómetros al Este de Tel Aviv, durante la construcción de una carretera.

Avi Gopher y Ran Barkai del Departamento de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, quienes dirigen las excavaciones, e Israel Hershkowitz del Departamento de Anatomía y Antropología de la misma universidad, junto con un equipo internacional de científicos, realizaron un análisis morfológico de ocho dientes humanos hallados en la Cueva de Qesem.
Este análisis, que incluyó escaneos por tomografía computerizada y rayos X, indica que el tamaño y la forma de los dientes son muy similares a los comunes en los dientes del Ser Humano moderno. Estos dientes concuerdan muy bien con otras pruebas de la existencia del Hombre moderno en Israel, que datan de hace unos 100.000 años, y descubiertas en otras cuevas, incluyendo la de Qafzeh, cerca de Nazaret.

La Cueva de Qesem data de un período que va desde hace 400.000 años hasta hace 200.000, y los arqueólogos que trabajan allí creen que los hallazgos indican una evolución significativa en el comportamiento del Ser Humano prehistórico. Este período fue crucial en la historia de la humanidad desde el punto de vista cultural y biológico. Los dientes objeto de estudio indican que estos cambios están aparentemente relacionados con los cambios evolutivos que tuvieron lugar en aquella época.

En una investigación de 2009 de la que informamos entonces en NC&T, esta misma cueva ya ofreció evidencias de que, al igual que los humanos del Paleolítico Tardío, los humanos del Paleolítico Temprano se centraron en la caza de grandes animales y realmente estuvieron en la cima de la cadena alimentaria. Esto puede parecer un dato de escasa importancia para los profanos en el tema, pero en la comunidad científica ha habido un largo e intenso debate sobre si las personas de fines del Paleolítico Temprano eran del todo capaces de cazar, o si estaban limitadas sólo a ser carroñeros. Los humanos de la Cueva de Qesem cazaban de manera cooperativa, y luego llevaban las mejores partes del cuerpo de sus presas hacia la cueva, donde cortaban la carne mediante herramientas de hoja de piedra bastante afiladas, y la cocinaban con fuego.

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