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sábado, 20 de agosto de 2011

Tendemos a asociar las vocales A y O con objetos grandes, y la E y la I con pequeños

Un fenómeno psicológico curioso, constatado previamente en adultos, se ha comprobado ahora que también se da en bebés de cuatro meses de edad.

Un nuevo estudio realizado por Marcela Peña, Jacques Mehler y Marina Nespor, en la Escuela Internacional de Estudios Avanzados en Trieste, Italia, y la Universidad Católica de Chile, ha demostrado que el sonido de las vocales del lenguaje se asocia, desde una edad muy temprana, con conceptos abstractos, en este caso el del tamaño grande y el del tamaño pequeño.

Los investigadores trabajaron con 28 bebés de cuatro meses de edad, de hogares de habla hispana.

En una sala especialmente aislada, los autores del estudio mostraron a los bebés versiones grandes y pequeñas de círculos, óvalos, cuadrados o triángulos, de distintos colores. Esas imágenes fueron acompañadas de sílabas sin sentido, compuestas de consonantes seguidas por las vocales I u O, o E o A. Usando un sistema de seguimiento de los movimientos oculares de los bebés, los investigadores registraron cuál era el objeto que los niños miraban primero y por cuánto tiempo miraban cada objeto.

En estudios anteriores hechos con adultos criados en familias con idiomas diferentes, se apreció que las personas, con independencia de la lengua materna, asociaban los sonidos I y E con objetos pequeños, y O y A con los grandes.

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Tendemos a asociar las vocales A y O con objetos grandes, y la E y la I con pequeños. (Foto: NCYT/JMC
 En el nuevo estudio, se comprobó que desde el principio y casi el 100 por cien de las veces, los bebés dirigieron su primera mirada, y miraron durante más tiempo, a los objetos pequeños al oír las sílabas con I o E, y a los grandes al escuchar las sílabas con O o A.

viernes, 15 de julio de 2011

Demuestran que existe en el cerebro humano un fuerte vínculo entre el uso del lenguaje y el de las matemáticas

Es una de las maravillas del lenguaje: No podemos prever o memorizar cada palabra, frase u oración; sin embargo, no tenemos problemas para construir o entender las miríadas de combinaciones nuevas de palabras que decimos o escuchamos cada día. ¿Cómo lo hacemos? Los lingüistas dicen que de manera natural e inconsciente empleamos reglas abstractas, la sintaxis.

Pero, ¿cuán abstracto es el lenguaje? ¿Cuál es la naturaleza de estas representaciones abstractas? Y ¿existen las mismas reglas en otras áreas de la cognición? Un nuevo estudio en el que han participado los psicólogos Christoph Scheepers, Catherine J. Martin, Andriy Myachykov, Kay Teevan e Izabela Viskupova de la Universidad de Glasgow, y Patrick Sturt de la Universidad de Edimburgo, ha revelado que el proceso de almacenamiento y reutilización de la sintaxis funciona en otros dominios cognitivos.

Los autores del estudio se valieron de un proceso cognitivo llamado condicionamiento estructural. En pocas palabras, si usted utiliza un cierto tipo de estructura en una frase, es muy probable que la utilice otra vez en una frase posterior.

En el experimento, este proceso se probó pasando del contexto del lenguaje al de las matemáticas, y también funcionó. Más específicamente, los resultados demuestran que la estructura de una ecuación matemática resuelta correctamente es conservada en la memoria y determina la estructura de una frase que justo después la persona tiene que completar. Ya se habían hallado anteriormente evidencias que sugerían un vínculo entre las matemáticas y el lenguaje, pero ésta es la primera vez que se demuestra en experimentos de conducta realizados con personas.

La estrategia del cerebro de los bilingües para separar las palabras de un idioma de las del otro

¿Cómo las personas que hablan más de un idioma evitan mezclarlos? ¿Cómo encontrar la palabra correcta en el idioma correcto, teniendo en cuenta que lograr la fluidez en sólo un idioma significa conocer alrededor de 30.000 palabras?

Eso es lo que la ciencia se ha preguntado durante décadas, lanzando hipótesis complicadas sobre cómo el cerebro procesa más de un idioma, y, a veces, teorizando que el bilingüismo degrada el rendimiento cognitivo.

Pero el psicolingüista Mike Vitevitch de la Universidad de Kansas piensa que las explicaciones complicadas sobre cómo el cerebro procesa dos o más idiomas pasan por alto una explicación sencilla y simple.

Según Vitevitch, esta explicación es que las características inherentes de las palabras (esencialmente, cómo suenan) proporcionan suficiente información para distinguir a qué lengua pertenecen. Es decir, que la persona no necesita hacer nada más.

Habiendo hecho un análisis detallado del inglés y el español, Vitevitch ha encontrado pocas palabras que suenen de modo parecido en los dos idiomas.

La mayoría de las teorías sobre cómo los hablantes bilingües hallan una palabra en su memoria asumen que cada palabra es "etiquetada" con la información sobre el idioma al que pertenece.

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(Foto: NCYT/JMC)

Pero Vitevitch no está de acuerdo. "Si se tiene en cuenta lo diferentes que suenan las palabras en un idioma o el otro, el hecho de agregar una etiqueta a cada palabra para identificar a qué idioma procede, representaría un trabajo mental extra e innecesario".

La interacción es crítica para la evolución del lenguaje

Una investigación internacional desarrollada con la participación del Departamento de Inteligencia Artificial de la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid (FIUPM) ha concluido que la colaboración y la interacción son determinantes en la evolución del lenguaje, así como que las formas más eficaces de comunicación pueden propagarse en una comunidad de manera similar a como lo hacen los virus, según informa la citada Facultad en un comunicado.

Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista especializada Cognitive Science (Volume 34, Issue 3, 351-386, April 2010) y se ha convertido en el artículo más descargado del año pasado, con 1.468 lecturas, según el WileyBlackwell's 2010 Publisher's Report.

La investigación proporciona evidencias que soportan una teoría colaborativa de la evolución del lenguaje, que se desarrolla en base a la actividad coordinada de comunicadores. Asimismo, ofrece evidencia para una alternativa a las teorías populares que explican la evolución del lenguaje por transmisión oral de una generación a otra, de manera similar a la transferencia genética de un progenitor a sus descendientes.

En este trabajo, investigadores de la University of Western Australia, de la University of Glasgow y de la FIUPM utilizaron un nuevo experimento sobre la comunicación, en el que se prohibió que los participantes usaran su propia lengua para crear un contexto en el que esas personas pudieran desarrollar sistemas de comunicación simples en un laboratorio.

Los participantes se agruparon en comunidades de ocho personas, o micro-sociedades, y participaron en un juego gráfico de comunicación similar a "pictionary". Las representaciones que crearon y utilizaron para comunicarse cambiaron de representaciones icónicas simples a representaciones más simbólicas y abstractas, como palabras en lenguas habladas actuales.
El resultado principal de este trabajo es haber encontrado evidencias que apoyan una alternativa a las teorías más populares sobre la evolución del lenguaje, en la que la colaboración y la interacción son críticas. También que las maneras más eficaces de comunicar se pueden propagar en una comunidad de la misma forma que lo hacen los virus de persona a persona.

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(Foto: UPM)
En la actualidad se sabe muy poco sobre cómo ha evolucionado el lenguaje hablado. Esto es debido en gran parte a la falta de evidencias sobre cómo se comunicaban los primeros seres humanos. Los textos escritos dan algunas pistas sobre cómo se desarrolló el lenguaje, pero aunque los documentos más antiguos tienen miles de años, se cree que los seres humanos han tenido capacidades lingüísticas desde hace más de cien mil años.

Sin embargo, a pesar de la gran especulación filosófica con respecto a la evolución de las lenguas habladas, existen muy pocos datos concretos para validar estas teorías. La investigación publicada en Cognitive Science arroja nueva luz sobre este viejo debate. (Fuente: UPM)

domingo, 3 de julio de 2011

Leer y conversar con los hijos pequeños fomenta su desarrollo lingüístico

Miércoles, 22 de Junio de 2011 08:56 Hasta ahora, gran parte de las investigaciones realizadas con escolares, en las que se ha medido el nivel de su currículo educativo, han sugerido que los niños que viven en núcleos familiares sin recursos económicos están peor preparados para comenzar las clases en el colegio que otros niños que residen en hogares donde los progenitores cuentan con ingresos medios o altos. Tras cinco años de estudio, Eileen T. Rodríguez, investigadora del Mathematica Policy Research y autora principal de esta investigación que realizó durante su estancia en la Universidad de Nueva York, ha dado a conocer las conclusiones de su estudio, informa en un comunicado de prensa la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF, del inglés Nacional Science Foundation), organismo que ha financiado la investigación.

En dicho comunicado, Rodríguez señala que las experiencias de aprendizaje en el hogar, como leer, conversar, dibujar u otras actividades educativas realizadas entre padres e hijos, pueden contribuir a que niños con bajos recursos presten más atención al ir a la escuela, así como ayudar a que los pequeños adquieran las competencias de cada curso escolar.

"Nuestros hallazgos indican que, desde el primer año de vida, las experiencias de aprendizaje son importantes para el desarrollo del vocabulario de los niños. Esto, a su vez, proporciona una base para el éxito escolar en el futuro”, afirma la investigadora.

El entorno familiar, crucial en el aprendizaje


El estudio examinó los ambientes de aprendizaje de más de 1.850 niños y sus madres, en su mayoría en hogares con bajos ingresos, es decir, hogares en o por debajo del umbral de la pobreza. Para recabar los datos necesarios, los investigadores visitaron las casas de los participantes en el estudio a lo largo de varios años, cuando los niños tenían uno, dos, tres y cinco años de edad.

"Estos datos son difíciles de obtener, pero añaden una dimensión necesaria a nuestra comprensión del aprendizaje y de todos los factores que influyen en este proceso, antes de que el niño acude por primera vez al colegio”, afirma Amber Story, psicóloga social y directora adjunta de la Division de Ciencias del Comportamiento y el Conocimiento de la Fundación Nacional de Ciencias. Asimismo, añade Story: “esta investigación proporciona una visión importante de cómo los niños aprenden y se desarrollan en ambientes naturales a través del tiempo".

Por otro lado, este estudio señala la importancia de la preparación previa de los niños con bajos recursos antes de acudir a la escuela, sobre todo en el aprendizaje de la lectura.

Según Rodríguez, “el aprendizaje en el hogar durante los primeros años puede cerrar la brecha de la preparación escolar entre niños con altos y bajos recursos". Además, afirma que “como padre o madre, nunca es demasiado pronto para incluir a los hijo en el aprendizaje".

Por ello, "el grado en que los padres leen y hablan con sus hijos, al mismo tiempo que les proporcionan libros de lectura infantil y juguetes cuando tiene poco más de un año puede tener efectos duraderos sobre las competencias lingüísticas del niño años más tarde”.

Los investigadores recopilaron información de diversa índole, centrada sobre todo en la frecuencia con la que los niños participaban en actividades de alfabetización, como la lectura compartida de libros; la calidad de los compromisos de las madres con sus hijos, es decir, cuántas veces hablaban de forma adulta con sus niños; y la disponibilidad de materiales de aprendizaje en casa, como libros infantiles, juegos didácticos, etc.

A partir de estos datos, los autores del estudio midieron, teniendo en cuenta el ambiente de aprendizaje de cada niño en edades diferente, el número de palabras comprendidas y el conocimiento de las letras y las palabras que tenían a los cinco años.

"La calidad de los entornos de los niños a través del tiempo es muy variable," asegura Rodríguez, quien afirma haber encontrado “diferencias en los ambientes de aprendizaje de los niños”.

Por ejemplo, los niños de familias con escasos recursos económicos que durante cuatro años vivieron en estos entornos presentaban mayores problemas relacionados con el lenguaje y la alfabetización que los niños de familias con altos ingresos.

Factores sociales influyentes

A lo largo de estos cinco años de trabajo, los investigadores también encontraron que las características de los niños y las familias, incluyendo la capacidad cognitiva de los niños en la infancia, la raza y el origen étnico de las madres, el nivel de educación, el tipo de empleo y los ingresos familiares del hogar, son indicadores clave para la predicción de cómo se desarrollará el aprendizaje temprano de los pequeños.

Por este motivo, Rodríguez se muestra partidaria de ofrecer apoyo directo e indirecto para ayudar a las familias a proporcionar a sus hijos una mejor experiencia de aprendizaje desde casa. Por un lado, la investigadora propone hacer esfuerzos para promover los comportamientos de alfabetización y, como apoyo indirecto, proporcionar ciertos tipos de asistencia, como educación a las madres.

Para que surta efecto: “los esfuerzos deben llevarse a cabo pronto, durante el primer año de vida de los niños. Estas intervenciones tempranas en las familias tratarían de involucrar a los niños en actividades rutinarias como la alfabetización, interactuar con ellos mediante tareas de apoyo, así como ofrecerles la oportunidad de aprender acerca de sus mundos a través de materiales educativos", concluye la autora del estudio. www.tendencias21.net

lunes, 17 de enero de 2011

IMITAR EL ACENTO DE ALGUIEN HACE MAS FACIL ENTENDER LO QUE DICE

Psicología
Lunes, 17 de Enero de 2011 08:48

Cuando conversan dos personas, a menudo existe una cierta tendencia, que pasa desapercibida para ambos, a imitarse mutuamente en la forma de hablar, y eso puede incluir incluso cambiar el acento para adecuarse al de la otra persona. Un estudio reciente sugiere que imitar a alguien que habla con un acento propio de otra región u otro país puede ayudar al imitador a entender mejor al imitado.

El estudio lo ha realizado el equipo de Patti Adank, de la Universidad de Manchester, y Peter Hagoort y Harold Bekkering de la Universidad Radboud en Nijmegen, en los Países Bajos.

La gente no sólo tiende a imitar el acento de las personas con las que habla. Algunos estudios muestran que los individuos que participan en una conversación tienen tendencia a imitarse mutuamente en cuanto a la postura corporal, por ejemplo en la forma en que cruzan los brazos. Los autores del nuevo estudio diseñaron un experimento para comprobar el efecto de imitar un acento sobre la comprensión subsiguiente por parte del imitador de las frases pronunciadas con ese acento.

En el experimento, primeramente se comprobó cuán bien unos voluntarios holandeses entendían frases pronunciadas en holandés con un acento que no les resultaba familiar. Para asegurar que ninguno de los oyentes pudiera estar familiarizado con el acento, éste fue inventado para el estudio.

Cada participante escuchó 100 frases en el acento que no les era familiar. Pero antes, a todos se les dieron instrucciones diferentes sobre cómo responder a las frases. A algunos se les dijo que repitieran la frase, imitando el acento. A otros se les dijo que sólo escucharan, que escuchasen y repitieran las frases en su propio acento, o que escuchasen y transcribieran la frase de modo literal tal como la habían oído. Finalmente, se comprobó cuán bien los participantes comprendieron las frases pronunciadas con el acento desconocido.

Las personas que habían imitado el acento comprendieron mucho mejor las frases que las demás. Por supuesto, tal como reconoce Adank, llevar esta estrategia a la práctica no es fácil, ya que la persona cuyo acento se imita podría interpretar la imitación como una burla. Pero, en cualquier caso, lo que sugiere el nuevo estudio es que cuando el cerebro modifica sutil e inconscientemente el habla para que suene más similar a la de las otras personas, está poniendo en marcha una estrategia útil.

Scitech News

lunes, 6 de diciembre de 2010

AL HABLAR EN UN SEGUNDO IDIOMA PENSAMOS DISTINTO, EN MAS DE UN SENTIDO

Psicología
Jueves, 02 de Diciembre de 2010 11:59

La lengua que hablamos puede influir no sólo en nuestros pensamientos, sino también en nuestras preferencias implícitas. Esa es la conclusión a la que se ha llegado en un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Harvard, quienes descubrieron en sus experimentos que las opiniones de las personas bilingües de diferentes grupos étnicos se veían afectadas por el idioma en que se hacía un test para evaluar sus prejuicios y predilecciones.

"A Carlomagno se le atribuye la frase de que hablar otro idioma es poseer otra alma", señala Oludamini Ogunnaike, del equipo de investigación. "Este estudio sugiere que el lenguaje es mucho más que un medio para expresar pensamientos y sentimientos. Nuestro trabajo sugiere que el lenguaje crea y da forma a nuestras ideas y sentimientos".

Las actitudes implícitas, con sus asociaciones positivas o negativas, que las personas pueden poseer inconscientemente, han servido para predecir el comportamiento hacia los miembros de distintos grupos sociales. Las investigaciones recientes han demostrado que estas actitudes son muy maleables y susceptibles a factores como el clima, la cultura popular, o, ahora también, el idioma que la persona hable.

Ogunnaike, Mahzarin R. Banaji, y Yarrow Dunham, ahora en la Universidad de California en Merced, utilizaron el conocido Test de Asociación Implícita, donde los participantes clasifican rápidamente las palabras que aparecen en una pantalla o se reproducen a través de auriculares. En la prueba se permite a los participantes sólo una fracción de segundo para clasificar palabras y, por tanto, no tienen tiempo suficiente como para pensar detenidamente en sus respuestas.

Los investigadores aplicaron este examen en dos escenarios diferentes: en Marruecos, a los bilingües que hablan árabe y francés, y en Estados Unidos a los latinos que hablan inglés y español.

En Marruecos, los participantes que hicieron el Test de Asociación Implícita en árabe mostraron mayor preferencia por otros marroquíes. Cuando hicieron el examen en francés, esa diferencia desapareció. Del mismo modo, en Estados Unidos, los participantes que hicieron la prueba en español mostraron una mayor preferencia por otros hispanos. Pero, al hacerla en inglés, esa preferencia desapareció.

"Fue muy impactante ver cómo una persona podía completar la misma prueba, tras un intervalo breve de tiempo, y mostrar resultados tan diferentes”, confiesa Ogunnaike. "Es como preguntarle en inglés a un amigo si le gustan los helados, y al cabo de un rato volvérselo a preguntar en francés y recibir una respuesta diferente. "